Pintura menstrual desde el sangrado consciente.
De reconocer la menstruación como un portal creativo, una materia viva cargada de memoria, intuición y linaje.
La sangre menstrual no es residuo: es símbolo, es lenguaje, es ofrenda. Aquí se vuelve pigmento, trazo y gesto. Una forma de escuchar al cuerpo cíclico y permitir que lo invisible se inscriba en la materia.
Pintar con sangre es un acto de presencia.
Un gesto íntimo y radical.
Una manera de devolverle sacralidad a aquello que fue negado, ocultado o silenciado.
